La presencia de Usoa ya es, en sí misma, un templo sagrado del que uno sale renacido y embellecido. Muy pocas personas en el mundo son capaces de inducir tal transformación y grandeza de espíritu. Su trato solemne y su tacto preciso convierten la experiencia en algo hipnótico, único y eterno, a partir de la cual se tiene esa misteriosa y poco habitual sensación de que ya nada es lo mismo. No exagero. Por mi labor, he conocido a muchas personas que intentan servir a otros creando experiencias sanadoras, a través de distintas metodologías y con más o menos talento, pero Usoa trasciende cualquier metodología y se convierte, ella misma y a través del aura que sus manos crean, en la misteriosa experiencia capaz de arrasar todo mal que lleves contigo. Si no fuese porque conozco la nobleza e integridad de su corazón, la contundencia y dimensión de su poder sería inexplicable para mí. No cambiaría la sesión que viví con ella por ninguna otra experiencia iniciática de mi vida. La fuerza mágica de Usoa posee ese poder, tan buscado y excepcional, de obrar milagros. Y sé, por el compromiso que tiene con lo que hace, que crecerá con el tiempo.